Génesis
Génesis es una novela corta de ficción
científica de Bernard
Beckett,
un autor neozelandés poco conocido, publicada originalmente en 2006. Un
par de guerras mundiales (nuevas) y varias pandemias (pandemias de las
de verdad, no de estas que hay ahora) han azotado el globo. Platón, un
magnate metido a salvador de la raza humana, se recluye en el
archipiélago que llaman «la República» y consigue mantener a su
sociedad de diseño aislada del resto del mundo mediante la construcción
de la Gran Valla Marina. La República parece ser el último estado a
salvo en la Tierra. Los pocos zombis infectados que consiguen
llegar por mar hasta la Gran Valla son eliminados. En la República, la
humanidad se ha reorganizado y aparentemente ha conseguido un equilibrio
pacífico. La Academia es el organismo que dirige esta sociedad. En ese
contexto, una joven opositora estudiante, Anaximandro (sic),
discípula del filósofo Pericles, se presenta al riguroso examen de
ingreso en la Academia. El tribunal está compuesto por tres
funcionarios Examinadores que la interrogan acerca del tema en el
que se ha especializado: la vida de Adán Forde, un personaje clave en la
historia de la República. La novela arranca cuando Anaximandro (Anax
para los amigos) se presenta ante el tribunal, y termina cuando lo hace
el examen. La historia mezcla varios temas, y lo que los une a todos es
un tono filosófico y metafísico sobre el devenir de la humanidad, la
evolución, la tecnología y la sociedad, que a mí me ha parecido
interesante. Durante su examen, Anax recrea con detalle un test de
Turing
(aunque no se le da ese nombre) que resulta bastante entretenido; una
batalla intelectual (pero también emocional) entre Adán Forde y una
máquina, a base de lógica aplastante y puyazos resentidos
hombre-máquina. También se menciona el experimento de la habitación
china.
Se puede considerar una novela en tiempo real: el examen de ingreso de
Anax en la Academia dura cinco horas (con descansos), y el libro se lee
más o menos en ese tiempo (quizá con descansos). Son 158 páginas de
letra gorda. Y quien no sea tan lento como yo leyendo literatura
seguramente tardará bastante menos. No está mal la novelita. Te mantiene
enganchado y se resuelve con sorpresa, aunque también con simpleza, y
además toca de refilón temas que podrían dar más de sí: el apocalipsis,
una sociedad de vigilancia y control y además estratificada (“Nineteen
eighty-four”
meets “Brave new
world”), la
IA, la esencia del Hombre y de la conciencia… Lo de reciclar nombres de
filósofos e instituciones de la Grecia clásica en este contexto
futurista no termino de entenderlo bien; supongo que son alegorías e
ironías jugosas, pero como estoy pegado en Grecia, me lo pierdo. Como
nota curiosa, en este libro la traductora, Gemma Rovira Ortega, propone
la primera traducción al español que yo haya visto del acrónimo inglés
SNAFU: «SINOMEPATO» :¬) Aviso que el artículo de la Wikipedia (en
inglés)
cuenta la trama con espóilers y lo desvela todo. Sigo con mi racha de
leer libros regalados o prestados (este me lo pasó mi tío). Y al igual
que me pasa cada vez que me pongo con libros pendientes, me pregunto
dónde está el equilibrio entre leer lo que los demás te recomiendan o
proporcionan y lo que a ti realmente te apetece. A raíz de eso, tres
preguntas al aire relativas a the
pila:
- ¿Os medio forz áis a leer los libros que os regalan o prestan, aunque algunos os interesen sólo regular?
- En caso afirmativo, ¿dais abasto para leer esos, más los que vosotros elegís?
- Y finalmente, ¿aplicáis algún algoritmo para decidir el próximo libro a leer de entre los regalados? En otras palabras, ¿FIFO o LIFO?