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«La pugna por el nuevo orden internacional»

· 7 min read

Unos amigos me regalaron este libro por mi cumpleaños en agosto. Como soy tremendamente tiquismiquis en el mantenimiento de the pila y no conocía ni al libro, ni a ninguno de sus autores, ni al grupo al que pertenecen (Descifrando la Guerra), al principio fui bastante escéptico. Pero empecé a leerlo en la piscina por hacer algo «ligero» mientras vigilaba con la otra mitad del cerebro a los niños en sus juegos, y me enganchó.

Portada del libro «La pugna por el nuevo orden internacional: claves para entender la geopolítica de las grandes potencias»

En esencia, es un buen «resumen» de la geopolítica mundial desde la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría hasta hace apenas unos meses. El tono es riguroso y académico, pero a la vez comprensible para legos.

El relato de todo lo que ha pasado está más o menos dividido por épocas históricas y por regiones, así que es fácil digerirlo a trozos, usar el libro como obra de consulta, o ir solamente a las partes que más le interesen a uno (por ejemplo, en mi caso: Japón, las Coreas, China, y la situación con Taiwan). El libro también hace fácil «compartimentar» en la mente el inmenso ovillo de hilo que es la Historia reciente (o cualquier Historia, claro). Esto seguramente es «malo», porque en realidad todo está interrelacionado y todos los acontecimientos son consecuencia de acontecimientos previos y proyectan a su vez sus reverberaciones en el futuro. Pero es imposible abordar el asunto si uno no intenta mirar por partes a ciertas zonas (p.ej. Oriente Medio) o a ciertos actores (p.ej. la Administración Obama).

El libro me ha ayudado a descubrir (una vez más) cuán poquísimo de Historia y de Geografía sé, y a confirmar (una vez más) que cualquier postura maniquea sobre cualquier conflicto es ingenua y peligrosa. Es abrumador ver cuántas matanzas, cuántos «pueblos oprimidos», cuántas guerras en respuesta a guerras en respuesta a guerras, cuántos intereses mundanos influyen en todo esto, cuántas decisiones malas se toman por no tomar decisiones peores… solamente en los últimos ~35 años. No es que haya guerras que no conocemos bien y a las que se presta poca atención. Es que hay guerras, golpes de estado, pogromos… que ni nos suenan. Es trágico comprobar cómo la Guerra de Tigray en Etiopía, por ejemplo, fue ignorada por Occidente; cómo un elemento químico (una tierra rara) puede decidir que centenares de miles de personas se conviertan en refugiados o no; o cuántas tragedias han tenido su origen en un evento casi anecdótico ocurrido a un ciudadano cualquiera. ¿Qué sabéis sobre la Guerra de Abjasia? Yo confieso que ni me sonaba.

Leyendo (solo) este libro, cualquiera diría que la tesis de Steven Pinker es falsa. Obviamente, haría falta comparar estos últimos treinta años con un periodo cualquiera igual de largo hace un siglo, o diez siglos.

Algunas ideas (simplistas) con las que me quedo:

  • EEUU sigue siendo el rey del mambo, es tremendamente hipócrita en sus objetivos y sus acciones, y está en claro declive (ya sabíamos todo esto, claro; pero el libro aporta pruebas abundantes de las últimas dos décadas).
  • China, a pesar de los discursos indignados que oímos en Occidente, se comporta en gran medida, al menos en su política exterior, con paciencia y mesura. Al menos hasta ahora. Su estrategia ha sido durante décadas crecer, esperar, contenerse, seguir creciendo, forjar alianzas, evitar provocaciones, apretar los dientes, crecer aún más, y esperar su momento en el mundo. Podría ser peor. Probablemente será peor pronto.
  • Rusia ha sido humillada y amenazada sistemáticamente por EEUU y por la OTAN desde la caída de la URSS. Que sí, que nosotros somos demócratas y ellos no. Pero incluso los halcones yankis retirados que han servido en las cúpulas del ejército y de la Secretaría de Estado admiten claramente que las políticas de presión, sometimiento y cerco constante contra lo que quedó del bloque socialista cuando éste perdió la Guerra Fría fueron un error garrafal, y que las consecuencias de todo eso nos están persiguiendo ahora. No habría sido difícil hacerlo mejor. Ya habíamos ganado; no era necesario humillar a los perdedores. Es una enorme mancha en el discurso yanki y una prueba de lo increíblemente ineptos o irracionales que son a veces.
  • Hablando de ineptitud: la invasión de Afganistán durante dos décadas, resumida en cinco o seis páginas, es una tragedia que no nos creeríamos si fuese parte del guión de una película: pensaríamos que ningún actor racional, y menos el gendarme del mundo libre, podría equivocarse tanto durante tanto tiempo. Darse cuenta de la magnitud de las consecuencias, en dinero y en vidas humanas, para los afganos y para toda la región (y para el resto del mundo) es descorazonador.
  • Lo de Taiwan va a explotar en el corto plazo. La fecha tope es 2049 (centenario de la creación de la RPC). Pero a este ritmo, China estará lista mucho antes.
  • Y finalmente: todo pende siempre de un hilo, del humor de un jefe de gobierno poderoso (o incluso no tanto), o de la redacción concreta de un cable diplomático. Somos así.

Dos motivos por los que no doy más que ⭐⭐⭐ al libro en Goodreads:

Uno, aunque se nota que los autores llevan años siguiendo los conflictos y han investigado en profundidad, su redacción a veces es bastante alambicada y hace un poco difícil entender exactamente qué intereses tenían todas las piezas en el tablero. Tipo: menciones a lugares o a acuerdos como parte de la descripción de la situación, sin que éstos sean vitales para la «fotografía completa» y sin hacer un aparte para explicarlo; o demasiadas frases subordinadas contrastando una dirección en los eventos y su fuerza contraria, sin quedar muy claro en qué queda la cosa.

Pero sobre todo: los mapas y las infografías. No merecen ni el nombre. Si le pedimos a un señor que pasa por la calle que nos condense en un gráfico de barras o en un mapa regional el negocio mundial de los semiconductores o el conflicto de Crimea, creo que haría un trabajo mejor que el que han hecho en este libro. Es el anti-patrón de la infografía y de la visualización de datos: mapas con topónimos e iconos innecesarios, paletas de colores que hacen imposible distinguir un valor de otro, gráficos diseñados de forma que no queda claro si el arancel en cuestión lo impuso EEUU a China o viceversa, gráficos con valores en círculos donde el área de los círculos no es proporcional al valor (por ningún motivo claro), orden poco útil en las secuencias de datos, gráficos sobre particularidades que no aportan mucho para entender el asunto mayor, incoherencia entre las unidades de la leyenda y algunas etiquetas dentro del gráfico, o falta de mención de las fuentes usadas, por resumir el panorama. Y finalmente, para rizar el rizo: mapas y gráficos a doble página en los que la parte más jugosa está exactamente en el centro del cuadro (o sea, justo en la encuadernación), así que es imposible verla bien sin aplastar el libro y cargarse el lomo. Siento ser tan duro, pero en este aspecto el libro falla del todo.

(Puedes encontrar otras reseñas mías de libros en Goodreads.)