«Mind you»
Una de tantas iniciativas geniales que
tienen en mi nueva
empresa es la que
llaman «Mind you». Cada mes, unos catorce empleados crean una especie
de presentación sobre sí mismos. Cada uno diseña una hoja, o pantalla.
(¿Cómo demonios se dice «slide» en español? Y no me digáis
«diapositiva»…). Se trata de reflejar tu personalidad, tus
parafilias preocupaciones, intereses e inquietudes, con
proporción 4:3, de forma libre y creativa. Cada hoja se imprime
entonces en formato A2 y todas se cuelgan en la pared de un pasillo
(casualmente, el que está junto a mi sala de
trabajo).
Además, se junta todo en una presentación que se comparte en la
intranet hasta el mes siguiente. Como soy de los más nuevos en la
empresa, hace unos días la gente de RRHH me pidió que participase en la
próxima tanda de carteles. Así que me puse a pensar en ideas para hacer
un buen cartel que hablase de mí mismo y de mi mecanismo. Los carteles
que he visto colgados en la pared durante estas semanas son muy
variados. Abundan los collages de fotos con familia y amigos. Otros
hacen un popurrí de imágenes relacionadas con sus aficiones, de
fotografías de su último viaje o cosas así. También hay alguna ristra
de citas. Unos pocos son realmente originales y están muy bien
compuestos. Yo quería hacer algo medio original. Por supuesto, la
primera idea me vino inmediatamente; después de todo, es facilísimo
resumir lo que hay en mi cabeza con una sola imagen
[NSFW].
O con dos imágenes
[NSFW],
a lo más. Sin embargo, por algún motivo descarté la idea. Pensé que
quizá no era apropiado que mis doscientos compañeros de trabajo me
asociasen a esa imagen. Je. Así que reprimí mi verdadera naturaleza,
aparqué las pulsiones primarias e intenté centrarme en «lo demás». Que
algo hay. Hace tiempo que pienso que las nubes de etiquetas que uno va
construyendo en sitios sociales y agregadores son una magnífica
descripción de uno mismo. Una descripción distorsionada por el propio
medio, es cierto. Pero si usas las etiquetas correctamente, después de
cierto tiempo es difícil que quede algún aspecto principal de ti mismo
sin reflejar en forma de etiqueta. Quería llenar el cartel con alguna
fotografía de las que
amo.
Elegí una de las obsesiones de esta etapa de mi vida, Tokyo, y busqué
entre mis fotos de Japón. Ninguna era lo suficientemente buena; mucho
menos para imprimir en grande. Tras mucho buscar opté por una foto ajena
de Shibuya. Ya tenía un fondo con mucho contraste; oscuro y lleno de
neón. Pero a la vez quería inundar el cartel con etiquetas. Empecé a
acariciar la idea de saturar todo el espacio con información. Con la
colaboración de Google
Images
junté unas cuantas cosas que me son queridas. Pero si las pegaba todas,
unas junto a otras, terminaba con un collage ortopédico, y no quería
eso. Decidí que mis etiquetas en
del.icio.us eran más
descriptivas que las de
Flickr.
Tenía curiosidad por ver cuántas capas de información (texto e imágenes)
se pueden superponer sin perder la legibilidad de ninguna capa. Si mi
experimento sirve para algo, la respuesta es «dos» :¬) Solo me permití
añadir una referencia a «Blade Runner» fundiéndose por la izquierda,
y superpuse 日本語 («japonés», escrito en ídem) en la parte derecha.
Después jugué un poco con las máscaras de transparencia, los niveles de
cada capa y algunos efectos, hasta que me gustó el conjunto. Todo esto,
por supuesto,
Gimp
mediante. Alabado sea mil veces.