En junio del año
pasado mi amiga Bárbara se hizo con dos entradas para una de las visitas
nocturnas al Museo del Prado que ofrece Telefónica SA. Para quien no lo
sepa, esta entidad organiza cada pocos meses una serie de visitas
guiadas y gratuitas a varios monumentos e instituciones de los más
relevantes de
España
(los granaínos, echadle un ojo a las visitas especiales a la Alhambra
que se organizan a veces). Como digo, las visitas son gratis (con un
«pero»; seguir leyendo) y se asignan por sorteo entre los solicitantes.
Por esto, cada vez que se abre el período de inscripción para una nueva
tanda de visitas —dos veces al año— se vuelve más difícil estar entre
los afortunados. Y no es de extrañar, porque las visitas son una gozada.
Otra de las características que las hacen especiales es que son
nocturnas; fuera del horario normal, con el lugar cerrado y casi
desierto. En cada caso, una selección de empleados de la
institución/monumento llevan a un grupo muy pequeño de visitantes a
rincones «prohibidos», cerrados, que normalmente no se pueden ver. Y les
cuentan el funcionamiento, las anécdotas, los números. No sé cómo son
las visitas a la Biblioteca Nacional, ni al Guggenheim Bilbao. Pero la
visita al Museo del Prado es maravillosa; fueron casi dos horas
paseándonos por los rincones no-visibles del museo. Conocimos a guías,
restauradores y encargados de la administración del fondo de obras del
museo. Nos explicaron su trabajo, cómo se organiza el museo, el volumen
enorme de fondos que ya tienen, y cómo gestionan las muchas
adquisiciones nuevas que suman cada año. Pudimos entrar en el almacén
subterráneo donde se guardan las obras no expuestas (acorazado, con
temperatura y humedad constantes, con una vigilancia que da miedo) y eso
fue para mí lo más emocionante. A Bárbara y a mí nos han pillado un
montón de veces en primera fila en el vídeo promocional de Telefónica:
Y también estamos en la (muy malamente comprimida) foto de recuerdo:

Mencioné esto ayer en Twitter, y
@sifon comentó algo que no
sabía: ¡las visitas son solo para clientes de
Movistar!
Yo pensaba que era la típica iniciativa social/cultural que lleva a cabo
la fundación ligada a una empresa grande.
Pero no debe ser así. No creo (no espero) que Telefónica esté
anotándose puntos con las instituciones públicas y desgravando
impuestos con una iniciativa como esta, que es muy loable, pero que
no es un servicio público a la comunidad
ni un retorno a la ciudadanía, sino un plus o un regalo exclusivamente
para sus clientes:
«Podrán participar en la promoción todas aquellas personas que tengan
contratado algún servicio de telefonía fija o móvil con Telefónica»
(fuente: bases legales de la
iniciativa).
Si hay un community manager de Telefónica leyendo, podría aclararlo y
explicar por qué el requisito de tener un servicio de Movistar
contratado. Entiendo que si Ono quisiese poner en marcha una iniciativa
similar, todos estos museos y organismos
públicos se abrirían igualmente a la
idea, claro…