Una muestra más de
las actitudes machistas que aún pululan por ahí, y que atribuyen
a las mujeres, de forma paternalista, un carácter fundamentalmente
emocional y débil, relegando su competencia profesional y su
independencia a un segundo plano. Un enfoque esencialista según el cual
las mujeres, por ser mujeres, son inseguras y necesitan de afectos en el
lugar de trabajo, víctimas de un ideal romántico de dependencia (fuentes
y enlaces más abajo):
«Las mujeres, por miedo a no ser queridas viven en la impostura, un
modelo de comportamiento femenino que tiene como objetivo adaptarse a
las distintas exigencias para evitar el rechazo.»
«La forma femenina de estar en el mundo está marcada por el miedo a
no ser queridas, y este miedo a no ser aceptadas convierte a las
mujeres en sumisas, les impide demostrar su talento y provoca una
actitud que envía al entorno un mensaje de búsqueda de protección, se
infantilizan.»
«Se ha llamado el Síndrome de Maripili a las actitudes no conscientes
de sabotaje que tienen las mujeres y son la consecuencia del miedo a
no ser queridas.»
…solo que estas citas están extraídas de una fuente poco sospechosa de
machismo (en principio): la web Liderazgo
Femenino (no encuentro
información sobre qué institución está detrás), ligada al I Congreso
Internacional de Liderazgo
Femenino,
que tuvo lugar hace pocos días en Barcelona. Cualquier intento por
eliminar discriminaciones a la hora de contratar mujeres y por llevar
los salarios medios femeninos al mismo nivel que los de los hombres es
muy loable. Esta web, y el congreso que han organizado, persiguen esos
objetivos. Por eso les doy la enhorabuena. Pero a veces me da la
impresión de que con «ayudas» como estas las mujeres no necesitan
enemigos. Llevo un año haciendo estudios culturales, aprendiendo cómo se
aprende acerca de la cultura. Me han hablado de cultura popular, cultura
de masas, contracultura y Cultura con mayúscula. He leído acerca de
culturas hegemónicas, minoritarias, mestizas e híbridas; manipulación
cultural, teorías y escuelas diversas, distintas interpretaciones. Hemos
leído artículos sobre la cultura homosexual en EEUU, sobre el
reduccionismo que asimila las culturas de Asia Oriental a un puñado de
estereotipos, sobre grupos que se identifican con la cultura popular
audiovisual japonesa, sobre las connotaciones culturales de ciertos
códigos de conducta sexual y de relaciones afectivas entre las
personas… Y sin embargo, ninguno de los artículos que he leído
mencionaba siquiera «la cultura de los hombres» ni «la cultura
femenina». …hasta que Liderazgo Femenino ha descubierto que las
diferencias entre hombres y mujeres en el entorno laboral se deben a un
choque entre dos culturas diferentes, nada menos:
«Las mujeres somos una cultura diferenciada [sic] y por ello
tenemos una manera de ver y una manera de no ver [sic] y unos miedos
incorporados a esas percepciones. Las mujeres nos colocamos en el
mundo con miedo a no ser queridas, con miedo a no ser aceptas [sic]
y para tratar de evitar el rechazo impostamos nuestra identidad,
nuestros deseos, nuestra voz.»
Pero, por encima de todo, que quede claro que la línea de Liderazgo
Femenino no es machista:
«El liderazgo femenino aparece cuando nos autorizamos a vivir según
nuestra identidad, al margen de los estereotipos. Y es entonces cuando
encontramos este sereno poder, somos poderosamente femeninas y creamos
entornos de respeto.»
Lo dicho: con estas ayudas…