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«Sulle tracce di Kevin»

· 6 min read

Justo antes de ir a España por navidad leí este libro, «Sulle tracce di Kevin», que es una edición italiana del famoso «Takedown» que escribieran Tsutomu Shimomura y John Markoff tras la captura de Kevin Mitnick. Al parecer también se hizo una peli.

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Leer en italiano un libro como éste es un poco aberrante, porque está plagado de términos técnicos cuya traducción del inglés al italiano suena a veces ridícula. Aproximadamente tan ridícula como nuestra traducción al español. Lo que pasa es que al leer esas palabras en un idioma que no es tu lengua materna, esto se nota más. («Log file»«file-diario» :¬) Es una mezcla curiosa; el italiano, que a los hispanohablantes nos suena entre afectado y divertido, con tropezones en inglés. Tropezones cuyo género al ser italianizados a veces ni siquiera coincide con el que los españoles les hemos asignado (también muy caprichosamente, supongo). Generalmente, si leo en inglés o en italiano intento que sean ediciones originales. Pero compré este libro en Milán hace seis años y me daría lástima no leerlo. El libro en sí es bastante malo. Si eres un profesional de los computadores buscando un relato jugoso y detallado sobre crackers, phreaking y seguridad en los albores de internet… ahórratelo. Desde el punto de vista técnico, no cuenta mucho que no sepas, ni se mete en explicaciones de bajo nivel, que sí podrían ser más interesantes. Se nota que han cuidado el registro y han limitado mucho las partes con más enjundia para no asustar a ningún lector potencial con la jerga. Probablemente sea la mano de Markoff. La novela en realidad es una secuencia bastante sosa de acontecimientos, fechas y nombres propios. Quienquiera que lo haya escrito —Shimomura o Markoff— no tiene ninguna habilidad para transmitir las emociones de los protagonistas a medida que van acorralando a Mitnick. Ni la frustración cuando las cosas no funcionan y parece que el cracker se les escapa. Ni siquiera saca jugo dramático del buen recurso que es siempre tener dos personajes igualmente brillantes y sin embargo completamente antagónicos; atacándose mutuamente pero gustándose el uno al otro en secreto. El típico lucho-contra-ti pero-a-la-vez-te-admiro en-el-fondo-somos-iguales, vamos. Muchas buenas obras lo tienen («Heat»). Incluso lo tienen algunas obras malas («G.I. Jane»). Esta obra no. Y mira que sería fácil. No obstante, creo que para un profesional es bueno conocer al menos un poquito de la historia de Kevin Mitnick. (Y también la de Morris y sus gusanitos). Una cosa que me irritaba bastante del libro es que Shimomura no tiene abuela. Los fallos que hubo durante la investigación los produjeron siempre sus colaboradores, él jamás se equivoca. Según él, advirtió exactamente de lo que iba a pasar a todas las empresas afectadas. Cualquier deficiencia en la búsqueda del delicuente es siempre fruto de trabas burocráticas (impuestas por funcionarios y técnicos que nunca entienden nada de lo que está pasando, y a cuyo nivel preescolar Shimomura tiene que que rebajarse con gran esfuerzo cada vez que trata con ellos) y nunca producto de su poca habilidad. En un capítulo en el que cuenta su infancia y su periodo en la universidad, Tsutomu se descuelga de pasada con algo como: «este conocimiento avanzado de las matemáticas siendo tan joven es la base de mis investigaciones en biología, física, algoritmos paralelos y otras materias» (perdón por la incita; no tengo el libro a mano). Ea. Siendo el Mejor Experto en Seguridad de la Historia, le sobra tiempo para optar al Nobel en otros terrenos. Por todo ello, calculo que un solo ejemplar del libro contiene ca. 600 Kiloegorías (272 % de la CDR). Acerca de la sempiterna polémica sobre Kevin Mitnick. El tío tiene tantos defensores (feroces) como detractores (feroces), así que siempre me ha parecido imposible leer algo sobre él sin notar mucho el sesgo que toque en cada caso. Esta novela no es diferente: obviamente, Shimomura, Markoff y cia. son los buenos, y Mitnick el malo. Mi opinión es la siguiente: suplantar identidades ajenas, invadir la intimidad, interceptar el correo de otros, destruir sus datos, robar datos bancarios y publicar información personal no es ético (además de no ser legal). Si se acepta que Mitnick hizo al menos una de estas cosas (y parece claro que sí hizo al menos una de éstas) entonces es culpable, es un delincuente. Lo único que puede eximir a un delincuente o a un inmoral es que su violación de las reglas se produzca bajo ciertas circunstancias especiales y siempre para conseguir un bien mayor, algo moralmente positivo, que no se podría haber conseguido de otro modo (léase «desobediencia civil», «objeción de conciencia», etc.). Por tanto, a menos que los seguidores de Mitnick encuentren algún beneficio altruista e incuestionable para la sociedad, que no podría haberse logrado de otro modo, Kevin Mitnick es culpable, es un delincuente. Creo que los que quieren ver en él a un mesías con un discurso se equivocan. A mí me da que sólo era un inadaptado, un oportunista y/o un pillo. No le veo ninguna filosofía, ninguna «ética hacker», ningún mensaje. Y aunque los tuviese, ¿para qué defender modelos contrarios a la ley y a la ética habiendo siempre buenos modelos dentro de las normas? Si uno quiere defender la intimidad en los sistemas informáticos, la autorregulación de internet, la no injerencia de los gobiernos, la criptografía libre, la ingeniería inversa… siempre puede inspirarse en la EFF, en Pekka Himanen o en la GNU. Que también son guays, pero no roban números de tarjetas de crédito.

Learning Linux/Un*x

· One min read

I've got a friend who is a software engineer too, but who has never worked with Linux or Unix. Now he wants to start learning something about it, so he asked me about good sources for beginners. My friend is a Java programmer with some work experience, so when I say “beginners” I just mean “newbies to Linux”, not “computer illiterates” or “programming dummies”. What he wants to learn (or rather what I believe would be best for him to learn) are the basics about Linux installation, configuration and administration, command line rudiments and tools, typical open source programming languages and environments and general development methodology. There must be some good general introductory-but-not-too-basic books, documents, tutorials and web sites out there. It's just that the ones I can think of (which I may have used in the past myself) are either in Spanish (which he can't read), a bit too old or centred on very specific aspects. Can you recommend any good source? What was your first book about Linux? Any classic must for beginners? He prefers books to web sites.

104

· One min read

This morning on the train I wrote down from memory the 104 syllables of the hiragana alphabet without any mistake for the first time, including all modified and compound syllables and pronunciation exceptions. I find it very gratifying to be able to read and write all those alien symbols. (Even if the most complex sentence that I'm able to build for the moment goes like “is that Takahashi's apple?”). Next target: the same 104 sounds in katakana. Many apologies for such a “so what?” post, but I was so happy this morning.

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6:00 am

· One min read

«Quillo, no te lo vas a creer: ¡en la puerta está tocando un tío con corbata! ¡¡y con pinta de “ti-vi láisens”!!»

— Pablo, despertándome en susurros esta mañana a las 6:00 am.

Efectivamente, un funcionario se pasó esta mañana tempranito; aunque era por algo que no tiene nada que ver con nosotros.

La emoción de vivir en UK.

Porno para chicas

· 7 min read

Hace algún tiempo me dio por buscar porno dirigido a mujeres y los resultados fueron muy decepcionantes.

Sí, ya sé lo que estáis pensando: «pues claro, ¿qué esperabas? Eso es como buscar novelas rosas para hombres heterosexuales». Pero me resistía a pensar que nadie se hubiese molestado nunca en escribir y producir una porno contando la otra mitad de la historia, como a la otra mitad le gustaría que ésta fuese. Alguien debía haberlo hecho, ¿no? Habiendo una buena cantidad de mujeres que aceptan el porno estándar, e incluso una minoría que realmente lo disfruta, no es tan descabellado.

Parece imposible que ninguna productora se haya dedicado a hacer películas que no aburran, repelan y/o indignen a las chicas. Cierto que sería un mercado muy pequeño comparado con el de los hombres. Pero por otro lado quien empezase a hacerlo no tendría ninguna competencia. Puede que respondiesen pocas, poquísimas mujeres, ¡pero casi nadie había pensado antes en ellas! Ésa si que es una larga cola. Y no la de Peter North (lo siento, tenía que ponerlo).

Encontré en algún libro unas pocas direcciones web y nombres propios de directoras de cine porno. Cuando lo consulté en Internet, las supuestas directoras en realidad se dedicaban a escribir en revistas y a dar charlas sobre feminismo. Y las presuntas webs para mujeres… bueno, parecían una web porno como otra cualquiera. Si acaso unos tonos rosas aquí y allá para cumplir. Y unas florecillas. Salvo por esos detalles, las páginas para mujeres presentaban en portada las habituales funciones sinusoidales definidas a trozos (a base de polímeros de silicio) y los mismos arquenterones taladrados forzando el macro de la cámara. Que digo yo que si de eso se trataba, ya podrían poner florecillas rosas en los decorados de todas las películas porno y así se convertirían en pelis unisex y gustarían automáticamente a ambos miembros de la pareja.

No, me negaba a pensar que ésa fuese la diferencia. Unos simples retoques ñoños alrededor de la casquería habitual no podían reflejar todas las diferencias entre los gustos de hombres y mujeres. Me podía imaginar perfectamente a ese webmaster grasiento, tan ufano pensando que ha conseguido captar la sensibilidad femenina sólo con poner un osito mimoso en la portada de la web y cuatro retratos con los bordes difuminado del cromañón mellado que tienen por estrella porno escondiendo las cicatrices e intentando poner cara de «sé escuchar y a mí también me gustan los gatitos».

Así que mis pesquisas resultaron vanas y archivé el caso concluyendo que el porno para mujeres era una leyenda urbana.

Cartel de «The good
girl»

Pero hete aquí que por casualidad (via un amigo, via «Menéame», via «Los 4») hace dos días encuentro «The good girl», un cortometraje porno dirigido por una mujer, pensado para mujeres… ¡y con licencia CC! Pesa menos de 80 MB, dura 20 minutos, es diferente y tiene pinta friki. Hay que verla.

Pero, ¿es buena? ¿Buena para quién? ¿Y es realmente diferente?

Sí, es diferente. Notablemente distinta al resto. Sospecho que algunas de esas diferencias son cambios acertados pensando en las chicas que van a verla, mientras que otras serán más bien topicazos, prejuicios, suposiciones sobre lo que sobra y lo que falta en el porno de siempre para que pueda gustar a las mujeres. Aunque tengo mis sospechas, no me siento capaz de separar todos los cambios buenos de los malos, principalmente porque soy un tío.

Empecemos por los defectos.

La producción y la postproducción son evidentemente pobres. No es un gran qué teniendo en cuenta lo bien que se vende todo lo amateur y el lou-fai, pero el caso es que la falta de presupuesto se deja notar a lo largo de toda la película. El talento dramático de los actores tampoco es digno de reseñar, precisamente (aunque desde luego son merecedores del Óscar si los comparamos con los habituales empujadores robotizados). Pero claro, como ya habrá sospechado el avispado lector, una peli porno para chicas tiene «argumento» (os recuerdo, es cuando necesitas que la sangre vuelva a subir al cerebro para enteder lo que está pasando en la pantalla) y «diálogos» (eso es cuando los personajes emiten sonidos que no son gruñidos, gemidos, ni empiezan por «f»). Así que desgraciadamente la (falta de) calidad interpretativa se nota más en este caso.

Un error gordo que ya apuntaban en los comentarios a la entrada original en «Los 4» tiene que ver con el sonido. Cuando los personajes están en faena, durante casi todo el tiempo suena música que tapa el audio de la grabación. Además, la elección de la música no parece contentar a nadie (no es el típico muzak, sino canciones melosas con letra). La cosa es especialmente grave porque si el libro gordo de Petete no mentía, las chicas se excitan más por el oído (no seáis bestias, que no me refiero a eso). Se excitan más que nosotros, quiero decir. Así que si vas a ser menos explícito visualmente y a recurrir en cambio a palabras bonitas y sensuales y al sonido de la respiración para contentar a las chicas, ¡no puedes pisar el audio con música!

Dicho esto, a mí me ha gustado el tomate de la película. No es el típico despliegue de números de malabarismo. No hay vaivenes con una frecuencia en el rango de los kiloherzios, elasticidades sobrehumanas ni primerísimos planos. Pero es explícito, hay variedad y la chica sale muy bien. (Supongo que debería juzgar al chico, pero eso se lo dejo a ellas).

El cambio en la actitud de los personajes (sobre todo la manera que él tiene de tocarla) es muy de agradecer. No a todos los tíos les gusta ver cómo las estrangulan con una mano. A mí no.

Me ha llamado la atención que el final del polvo es el típico. Pensaba que aquí se notaría más la mano femenina, pero no. No pienso que los finales típicos tengan nada de malo; sencillamente me imaginaba que una mujer preferiría ver algo distinto (o no ver nada). Aún así, hasta eso es diferente. Hay cariñitos. En algunos momentos se pasan un poco con los filtros de desenfoque del Adobe Premiere, queda un poco Ágata Ruíz de la Prada. Pero es disculpable.

En definitiva, reconozco el mérito y aplaudo la iniciativa. Yo creo que puede haber algún tipo de porno que guste a un porcentaje significativo de mujeres, que se pueda vender y que sea rentable y creativo. Si a muchos hombres (y a muchas mujeres) les cuesta imaginarlo y son escépticos es porque están condicionados por el porno actual. La clave está en que ese nuevo porno se parecerá muy poco al que hay ahora.

La obra de Corín Tellado es el epítome del romanticismo femenino. Recuerdo que en una entrevista le preguntaron qué le parecía la historia de Romeo y Julieta. Ella dijo que le gustaba, pero que le faltaba algo. Dijo que le faltaba sexo.

Manic street preacher

· One min read

This evening I saw Philip Howard sharing out leaflets at Oxford Circus Station, and decided to ask him for a picture. He said “why not?” and immediately started a private one-to-one preaching session. I was setting up my camera. What a privilege! He asked me whether I love Jesus (“of course”) and advised me to avoid sins like greed and envy. He told me not to have sex before marriage. To that I replied “I try”, and I'm glad that my answer was ambiguous enough as to keep him happy while being also true under my own interpretation of the words. Which may be a tad different from his.

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Let it snow!

· 3 min read

“Oh, the weather outside is frightful
but the fire is so delightful
And since we've no place to go
let it snow! Let it snow! Let it snow!

It doesn't show signs of stopping
and I've bought some corn for popping
The lights are turned way down low
Let it snow! Let it snow! Let it snow!

When we finally kiss goodnight
how I'll hate going out in the storm!
But if you'll really hold me tight
all the way home I'll be warm

The fire is slowly dying
and, my dear, we're still goodbying
But as long as you love me so
let it snow! Let it snow! Let it snow!”

— Sammy Cahn

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On this world

· 4 min read

I will never stop being surprised by this digital world. How can you be exploring it many hours every week for years, and still find so much unexpected beauty, creativity, misery, shit, information and disinformation, all in new formats, all tangled and evolving, threatening and blossoming in real time?

Some parts of what follows may be wrong, I really don't know. (And that's the spirit of the web, too).

Today by sheer chance I found Mia Rose, a teenager from Wimbledon who posted on YouTube some videos of herself singing covers, and also a few songs by her own. She is very talented (far more than those dummies from X Factor and alike) and gained an impressive base of fans in a short time.

“Husband to
be”

“Never on your
own”

It happened that some executives of some big record label in the USA noticed that, too. And they wanted to talk to her, who is just a girl from London with an account in YouTube. So by the time you read these lines she may be signing her first contract with a major label, which is wonderful and disappointing at the same time.

I mean, being under 20 she has already arrived in weeks to where many other good musicians will never arrive, and that is thanks to that over-hyped, web -2.0, massive store of frames with null usability called YouTube. And that's great.

But, on the other hand, she had already become known and recognised without the need for any of those greedy companies. Is she going to betray the spirit of the web? (Mia, this is mere rambling — go ahead and become rich. I really mean it).

People with true talent, people born with that “touch” within, they just need some good advice, a modest investment and a little bit of experience to achieve big things. That is Imogen Heap. Or Kevin Smith. Both are talented, very young professionals who (I believe) really enjoy doing what they do. Both sold or re-mortgaged their goods to fund their first works. None of them will enter Forbes' elite, but that's a false “elite” anyway. And they are honest. Yeah, honesty doesn't quote on the stock exchange, but that's beside the point.

The web simply leverages that old formula. Advice comes easy from the internet when you are giving something away and know how to ask for it. Initial investments become even lower for all those artists with the need for physical tools (sequencers, video editors, press) which may be replaced by computers. Experience… well, that you still need. That's why it's called “experience”. (Otherwise it would be called “Windows Vista” and nobody would need it).

This story goes on with some youtubers claiming that Mia Rose is a fake (sic) and some odd controversy about whether her visits and comments are real, and whether she's “cheating”. Maybe people envious of her success. Maybe they are right. In any case I don't understand why the discussion is about her position on YouTube's ranking instead of her merit.

Now, the last piece of this story is the best one. Via Mike Abundo I learn that some visitor who Mia doesn't even know decided to add drums to one of her songs. Then someone else took that mix and added a bass line. The result is a moving example of spontaneous, simple, altruistic, agile collaboration to create something beautiful… on the web.

Isn't it
wonderful?

«Job blows»

· 3 min read

¡Ajá! Si tú también has expandido esta cabecera en tu agregador de RSS movido por la calentura disléxica del título es muy probable que esta entrada se convierta en la más leída de mi bitácora. Todo gracias al mismo truco sucio y barato —pero efectivo, pardiez— que usan constantemente ciertos periódicos.

La portada de hoy de The London Paper (¿por qué después de 20″ con ese sitio web abierto mi Firefox acapara el 80% de UCP? :¬P ):

«Job blows for sex in City banking»

Ahí queda eso.

¿No es ruín? Evidentemente tú, que llevas en el cuerpo ocho horas seguidas pensando en lítel endian, tienes ya todas las convoluciones del cerebro con forma de rama de Subversion. Pero hey, aún eres un ser humano. Así que toda esa masa encefálica obligada contra natura a producir ActionScript en lugar de parafilias se rebela de pronto y consigue hacerse fuerte en algún lóbulo esquinado. Algo en ese titular parpadea en fosforescente, así que intentas descifrarlo leyendo con el rabillo del ojo de forma exquisitamente descarada en el periódico de otro currito, a la manera canónica del metro.

Evidentemente, la noticia no es tan interesante como parecía. Lo cual me recuerda una noticia de hoy en /. que muchos también leímos mal (“immoral”? who said “immoral”?).

Precisamente hace pocos días comentaba con un amigo lo frecuentes que son aquí los juegos de palabras, a veces bien ingeniosos, en los periódicos sensacionalistas, y también en los diarios gratuitos que reparten en todos los nodos del transporte urbano. Pablo me explicó que en UK es mucho más fácil hacer estos juegos, principalmente porque el inglés tiene más palabras homófonas (ya sabes, esas palabras que odian a los maricones) que el español. La verdad es que los periodistas también lo consiguen a base de rebajar su listón de la seriedad, de forzar referencias y de echar mano del S · E · X · O, que siempre es un recurso facilón.     S · E · X · O     S · E · X · O     S · E · X · O

Unos cuantos ejemplos.

¿Os acordáis del tipo que se propuso adelgazar jugando con la Wii? El pie de foto del «Metro» fue:

«Fat boy slims»

Que es muy rebuscado, pero tiene su gracia.

Otro. Con el cambio de año, la Corporation of London, que a su vez controla Transport for London, incrementó alevosamente las tarifas de los ferrocarriles. Por obra de Ken «Livingstone, I presume» (el superalcalde de Londres). El titular:

«Train fares are not fair»

(Léelo en voz alta si no lo notas).

Y el último, que también lo he visto hoy. Hablando de Petr Čech, el portero checo del Chelsea:

«Czech in for Petr»