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Porno para chicas

· 7 min read

Hace algún tiempo me dio por buscar porno dirigido a mujeres y los resultados fueron muy decepcionantes.

Sí, ya sé lo que estáis pensando: «pues claro, ¿qué esperabas? Eso es como buscar novelas rosas para hombres heterosexuales». Pero me resistía a pensar que nadie se hubiese molestado nunca en escribir y producir una porno contando la otra mitad de la historia, como a la otra mitad le gustaría que ésta fuese. Alguien debía haberlo hecho, ¿no? Habiendo una buena cantidad de mujeres que aceptan el porno estándar, e incluso una minoría que realmente lo disfruta, no es tan descabellado.

Parece imposible que ninguna productora se haya dedicado a hacer películas que no aburran, repelan y/o indignen a las chicas. Cierto que sería un mercado muy pequeño comparado con el de los hombres. Pero por otro lado quien empezase a hacerlo no tendría ninguna competencia. Puede que respondiesen pocas, poquísimas mujeres, ¡pero casi nadie había pensado antes en ellas! Ésa si que es una larga cola. Y no la de Peter North (lo siento, tenía que ponerlo).

Encontré en algún libro unas pocas direcciones web y nombres propios de directoras de cine porno. Cuando lo consulté en Internet, las supuestas directoras en realidad se dedicaban a escribir en revistas y a dar charlas sobre feminismo. Y las presuntas webs para mujeres… bueno, parecían una web porno como otra cualquiera. Si acaso unos tonos rosas aquí y allá para cumplir. Y unas florecillas. Salvo por esos detalles, las páginas para mujeres presentaban en portada las habituales funciones sinusoidales definidas a trozos (a base de polímeros de silicio) y los mismos arquenterones taladrados forzando el macro de la cámara. Que digo yo que si de eso se trataba, ya podrían poner florecillas rosas en los decorados de todas las películas porno y así se convertirían en pelis unisex y gustarían automáticamente a ambos miembros de la pareja.

No, me negaba a pensar que ésa fuese la diferencia. Unos simples retoques ñoños alrededor de la casquería habitual no podían reflejar todas las diferencias entre los gustos de hombres y mujeres. Me podía imaginar perfectamente a ese webmaster grasiento, tan ufano pensando que ha conseguido captar la sensibilidad femenina sólo con poner un osito mimoso en la portada de la web y cuatro retratos con los bordes difuminado del cromañón mellado que tienen por estrella porno escondiendo las cicatrices e intentando poner cara de «sé escuchar y a mí también me gustan los gatitos».

Así que mis pesquisas resultaron vanas y archivé el caso concluyendo que el porno para mujeres era una leyenda urbana.

Cartel de «The good
girl»

Pero hete aquí que por casualidad (via un amigo, via «Menéame», via «Los 4») hace dos días encuentro «The good girl», un cortometraje porno dirigido por una mujer, pensado para mujeres… ¡y con licencia CC! Pesa menos de 80 MB, dura 20 minutos, es diferente y tiene pinta friki. Hay que verla.

Pero, ¿es buena? ¿Buena para quién? ¿Y es realmente diferente?

Sí, es diferente. Notablemente distinta al resto. Sospecho que algunas de esas diferencias son cambios acertados pensando en las chicas que van a verla, mientras que otras serán más bien topicazos, prejuicios, suposiciones sobre lo que sobra y lo que falta en el porno de siempre para que pueda gustar a las mujeres. Aunque tengo mis sospechas, no me siento capaz de separar todos los cambios buenos de los malos, principalmente porque soy un tío.

Empecemos por los defectos.

La producción y la postproducción son evidentemente pobres. No es un gran qué teniendo en cuenta lo bien que se vende todo lo amateur y el lou-fai, pero el caso es que la falta de presupuesto se deja notar a lo largo de toda la película. El talento dramático de los actores tampoco es digno de reseñar, precisamente (aunque desde luego son merecedores del Óscar si los comparamos con los habituales empujadores robotizados). Pero claro, como ya habrá sospechado el avispado lector, una peli porno para chicas tiene «argumento» (os recuerdo, es cuando necesitas que la sangre vuelva a subir al cerebro para enteder lo que está pasando en la pantalla) y «diálogos» (eso es cuando los personajes emiten sonidos que no son gruñidos, gemidos, ni empiezan por «f»). Así que desgraciadamente la (falta de) calidad interpretativa se nota más en este caso.

Un error gordo que ya apuntaban en los comentarios a la entrada original en «Los 4» tiene que ver con el sonido. Cuando los personajes están en faena, durante casi todo el tiempo suena música que tapa el audio de la grabación. Además, la elección de la música no parece contentar a nadie (no es el típico muzak, sino canciones melosas con letra). La cosa es especialmente grave porque si el libro gordo de Petete no mentía, las chicas se excitan más por el oído (no seáis bestias, que no me refiero a eso). Se excitan más que nosotros, quiero decir. Así que si vas a ser menos explícito visualmente y a recurrir en cambio a palabras bonitas y sensuales y al sonido de la respiración para contentar a las chicas, ¡no puedes pisar el audio con música!

Dicho esto, a mí me ha gustado el tomate de la película. No es el típico despliegue de números de malabarismo. No hay vaivenes con una frecuencia en el rango de los kiloherzios, elasticidades sobrehumanas ni primerísimos planos. Pero es explícito, hay variedad y la chica sale muy bien. (Supongo que debería juzgar al chico, pero eso se lo dejo a ellas).

El cambio en la actitud de los personajes (sobre todo la manera que él tiene de tocarla) es muy de agradecer. No a todos los tíos les gusta ver cómo las estrangulan con una mano. A mí no.

Me ha llamado la atención que el final del polvo es el típico. Pensaba que aquí se notaría más la mano femenina, pero no. No pienso que los finales típicos tengan nada de malo; sencillamente me imaginaba que una mujer preferiría ver algo distinto (o no ver nada). Aún así, hasta eso es diferente. Hay cariñitos. En algunos momentos se pasan un poco con los filtros de desenfoque del Adobe Premiere, queda un poco Ágata Ruíz de la Prada. Pero es disculpable.

En definitiva, reconozco el mérito y aplaudo la iniciativa. Yo creo que puede haber algún tipo de porno que guste a un porcentaje significativo de mujeres, que se pueda vender y que sea rentable y creativo. Si a muchos hombres (y a muchas mujeres) les cuesta imaginarlo y son escépticos es porque están condicionados por el porno actual. La clave está en que ese nuevo porno se parecerá muy poco al que hay ahora.

La obra de Corín Tellado es el epítome del romanticismo femenino. Recuerdo que en una entrevista le preguntaron qué le parecía la historia de Romeo y Julieta. Ella dijo que le gustaba, pero que le faltaba algo. Dijo que le faltaba sexo.

Manic street preacher

· One min read

This evening I saw Philip Howard sharing out leaflets at Oxford Circus Station, and decided to ask him for a picture. He said “why not?” and immediately started a private one-to-one preaching session. I was setting up my camera. What a privilege! He asked me whether I love Jesus (“of course”) and advised me to avoid sins like greed and envy. He told me not to have sex before marriage. To that I replied “I try”, and I'm glad that my answer was ambiguous enough as to keep him happy while being also true under my own interpretation of the words. Which may be a tad different from his.

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Let it snow!

· 3 min read

“Oh, the weather outside is frightful
but the fire is so delightful
And since we've no place to go
let it snow! Let it snow! Let it snow!

It doesn't show signs of stopping
and I've bought some corn for popping
The lights are turned way down low
Let it snow! Let it snow! Let it snow!

When we finally kiss goodnight
how I'll hate going out in the storm!
But if you'll really hold me tight
all the way home I'll be warm

The fire is slowly dying
and, my dear, we're still goodbying
But as long as you love me so
let it snow! Let it snow! Let it snow!”

— Sammy Cahn

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On this world

· 4 min read

I will never stop being surprised by this digital world. How can you be exploring it many hours every week for years, and still find so much unexpected beauty, creativity, misery, shit, information and disinformation, all in new formats, all tangled and evolving, threatening and blossoming in real time?

Some parts of what follows may be wrong, I really don't know. (And that's the spirit of the web, too).

Today by sheer chance I found Mia Rose, a teenager from Wimbledon who posted on YouTube some videos of herself singing covers, and also a few songs by her own. She is very talented (far more than those dummies from X Factor and alike) and gained an impressive base of fans in a short time.

“Husband to
be”

“Never on your
own”

It happened that some executives of some big record label in the USA noticed that, too. And they wanted to talk to her, who is just a girl from London with an account in YouTube. So by the time you read these lines she may be signing her first contract with a major label, which is wonderful and disappointing at the same time.

I mean, being under 20 she has already arrived in weeks to where many other good musicians will never arrive, and that is thanks to that over-hyped, web -2.0, massive store of frames with null usability called YouTube. And that's great.

But, on the other hand, she had already become known and recognised without the need for any of those greedy companies. Is she going to betray the spirit of the web? (Mia, this is mere rambling — go ahead and become rich. I really mean it).

People with true talent, people born with that “touch” within, they just need some good advice, a modest investment and a little bit of experience to achieve big things. That is Imogen Heap. Or Kevin Smith. Both are talented, very young professionals who (I believe) really enjoy doing what they do. Both sold or re-mortgaged their goods to fund their first works. None of them will enter Forbes' elite, but that's a false “elite” anyway. And they are honest. Yeah, honesty doesn't quote on the stock exchange, but that's beside the point.

The web simply leverages that old formula. Advice comes easy from the internet when you are giving something away and know how to ask for it. Initial investments become even lower for all those artists with the need for physical tools (sequencers, video editors, press) which may be replaced by computers. Experience… well, that you still need. That's why it's called “experience”. (Otherwise it would be called “Windows Vista” and nobody would need it).

This story goes on with some youtubers claiming that Mia Rose is a fake (sic) and some odd controversy about whether her visits and comments are real, and whether she's “cheating”. Maybe people envious of her success. Maybe they are right. In any case I don't understand why the discussion is about her position on YouTube's ranking instead of her merit.

Now, the last piece of this story is the best one. Via Mike Abundo I learn that some visitor who Mia doesn't even know decided to add drums to one of her songs. Then someone else took that mix and added a bass line. The result is a moving example of spontaneous, simple, altruistic, agile collaboration to create something beautiful… on the web.

Isn't it
wonderful?

«Job blows»

· 3 min read

¡Ajá! Si tú también has expandido esta cabecera en tu agregador de RSS movido por la calentura disléxica del título es muy probable que esta entrada se convierta en la más leída de mi bitácora. Todo gracias al mismo truco sucio y barato —pero efectivo, pardiez— que usan constantemente ciertos periódicos.

La portada de hoy de The London Paper (¿por qué después de 20″ con ese sitio web abierto mi Firefox acapara el 80% de UCP? :¬P ):

«Job blows for sex in City banking»

Ahí queda eso.

¿No es ruín? Evidentemente tú, que llevas en el cuerpo ocho horas seguidas pensando en lítel endian, tienes ya todas las convoluciones del cerebro con forma de rama de Subversion. Pero hey, aún eres un ser humano. Así que toda esa masa encefálica obligada contra natura a producir ActionScript en lugar de parafilias se rebela de pronto y consigue hacerse fuerte en algún lóbulo esquinado. Algo en ese titular parpadea en fosforescente, así que intentas descifrarlo leyendo con el rabillo del ojo de forma exquisitamente descarada en el periódico de otro currito, a la manera canónica del metro.

Evidentemente, la noticia no es tan interesante como parecía. Lo cual me recuerda una noticia de hoy en /. que muchos también leímos mal (“immoral”? who said “immoral”?).

Precisamente hace pocos días comentaba con un amigo lo frecuentes que son aquí los juegos de palabras, a veces bien ingeniosos, en los periódicos sensacionalistas, y también en los diarios gratuitos que reparten en todos los nodos del transporte urbano. Pablo me explicó que en UK es mucho más fácil hacer estos juegos, principalmente porque el inglés tiene más palabras homófonas (ya sabes, esas palabras que odian a los maricones) que el español. La verdad es que los periodistas también lo consiguen a base de rebajar su listón de la seriedad, de forzar referencias y de echar mano del S · E · X · O, que siempre es un recurso facilón.     S · E · X · O     S · E · X · O     S · E · X · O

Unos cuantos ejemplos.

¿Os acordáis del tipo que se propuso adelgazar jugando con la Wii? El pie de foto del «Metro» fue:

«Fat boy slims»

Que es muy rebuscado, pero tiene su gracia.

Otro. Con el cambio de año, la Corporation of London, que a su vez controla Transport for London, incrementó alevosamente las tarifas de los ferrocarriles. Por obra de Ken «Livingstone, I presume» (el superalcalde de Londres). El titular:

«Train fares are not fair»

(Léelo en voz alta si no lo notas).

Y el último, que también lo he visto hoy. Hablando de Petr Čech, el portero checo del Chelsea:

«Czech in for Petr»

“Babel”

· 4 min read

“Babel”I missed “21 Grams” but loved “Amores Perros”. From the rather poor current catalogue of films I had to pick the new film by Alejandro González Iñárritu. (Which one if not that one? Night at the Museum”? You must be joking).

Now, people like me, who can't help diving too deeply into films and end up loving almost every piece of cinema as long as it's able to alter our state of mind, people like me should never write about a film in the heat of the moment. Because when the main characters utter the last mighty sentence of their epilogue and that powerful close-up slowly becomes a long traveling, when the image fades to emptiness again and the whole meaning of the story dawns on your mind, when the last chord of strings gently vanishes inevitably taking you down to the ground of a random cinema in a random city, when the end titles start pulsing on the screen… then it always takes quite a long while for people like me to recover and come back to Earth. We would happily ban any talking or gesture inside the auditorium. No communication until everyone is outside of the cinema again and become fully aware that it was fiction, realize that they need to wait for the bloody bus in the cold and remember that such suggestive soundtrack never pops up in their lives automatically as it does on the screen (shame!). Switching back from art to life needs some graduality and care, as scuba divers need slow decompression before putting their feet on dry land again.

Having said that, I hereby resign myself to never being a good film critic.

And having said that as a disclaimer, I must say that I pretty liked “Babel”.

The formula of woven lifesnaps linking distant people as shown in “Amores Perros” has become a recurrent resource in the toolkit of scriptwriters (“Crash” to say one example). And it may seem that Iñárritu has made of it one of his features. In this case the links are weak and barely justify the connection between the four parallel stories. But you are willing to forgive that sin if the single stories are intense enough by themselves. And I think they are.

On the surface, these stories show how tough and difficult communication is between different cultures. Four countries appear (USA, Mexico, Morocco and Japan) and I think that the valuable lesson is that even if every single character behaves in a coherent, more or less right way when analysed in isolation, their reasons and interests clearly collide with others' reasons and interests and cause conflicts which damage all of them (us). How can it be, that being roughly good as individuals the net result of our interactions is misunderstanding and harm? The answer comes in a second read: it is not a matter of different languages, distant cultures and ethnocentrism, but a matter of being human. For the characters within the same country display no less conflicts between them than they do with foreigners (Richard and Susan at the beginning of their holidays, and both of them with the rest of the American tourists; the Moroccan brothers with their father, and their father with the policemen; ちえこ —Chieko— with her father and with the boys of her age).

These stories also show how insignificant events may change your life and even the lives of other people.

It reminded me of Sofia Coppola's “Lost in Translation”. The music by Gustavo Santaolalla fits very nice.

I specially enjoyed the story that takes place in Tokio. I'm starting to see Japan, Tokio and the Japanese language with a different look, and it kind of thrills me because I know myself well enough to understand what that may mean. I can't speak Japanese. It seems so difficult that I haven't but started to learn the very basics which some day may allow me to start learning the beginning of what could be something resembling Japanese. But even those two or three easy words that I caught from the dialogues between Tokyoite characters really excited me. Every time I recognized a “ございました” to put a touch of politeness in a sentence, some “すみません” (“I'm sorry”) or that “アメリカじん” to refer to the couple of characters from the USA… boy, sounds it good!

¡Aaargh!

· One min read

Cómo odio cuando metes ropa y sábanas a la lavadora y al sacarlo todo descubres que la sábana ha fagocitado toda la ropa… ¿Es concebible algo peor?

Claudine es una grande

· 2 min read

La Petite Claudine es uno de los RSS más dulces y estimulantes para el geek ilustrado.

En Santa Maradona le han hecho una entrevista.

Preciosa y lúcida, como siempre. Esta chica es un portento.

«Si te refieres a que cuándo entenderemos que cuando nos preguntáis por el signo del zodíaco en realidad nos queréis follar, te adelanto que ya lo sabemos. Pero es que, si nos hacemos las tontas, antes del polvo nos lleváis a cenar.»

«Hay momentos en la vida de uno en los que se presentan retos algo más complejos que la prima del pueblo o el mando del televisor. Algunos son necesarios, como la tabla de equivalencias de la temperatura, el centrifugado y los colores de la ropa. Otros, como Pynchon, no. Hay quien lo encuentra estimulante pero son pocos y apenas salen de casa.»

«La lencería perfecta no puede ser una tira para envolver paquetes. Mi favorita es de talle bajo, de la que deja ver las caderas y el punto en que la espalda se separa en dos. Como Sigourney Weaver en “Alien” después de esquivar al bicho.»

«De los tres grandes (Batman, Superman y Spiderman), yo me quedaría con Batman porque, a diferencia de los otros dos, sus poderes no provienen ni de un planeta muy lejano ni de una araña radiactiva sino de la sed de venganza y una disciplina ejemplar, que son mucho más fiables. Eso significa que está en perfecta forma las 24 horas del día (y no sólo cuando llama por teléfono o se pone las mallas), que no le viene la regla cuando le enseñan un pedrusco y que no habrá reacciones alérgicas raras. Además sabe llevar un esmoquin, tiene un mayordomo que cita a Joseph Conrad y es un supergeek.»

«En España, el partido socialista dio a entender en campaña que dejaríamos de mantener a la iglesia católica y que los colegios públicos cambiarían la asignatura de religión por algo más apropiado, como talleres de informática, cocina extremeña o danzas regionales. Después ganó las elecciones y cubrió el expediente legalizando la sodomía recreativa. Cuatro curas protestaron para darle colorcillo y todo el mundo se quedó tranquilo con la convicción de que el mundo es un poco mejor.»

Cinco chorradas que a lo mejor no sabíais

· 3 min read

¡Mi primer memo, qué ilusión! A instancias de CarlosPC (gracias).

1. Colecciono dos cosas. La primera son postales enviadas desde cualquier parte del mundo por amigos, familiares y conocidos. Suelo pedir a la gente que me envíe una postal cuando va a hacer algún viaje, aunque sea corto y yo ya conozca el destino. Así que por favor no te molestes si nos conocemos solo un poco y te pido que me envíes una postal. Tengo un par de cajones llenos de postales, pero debería recopilarlas y ordenarlas, porque no sé ni cuántas tengo ya. La otra colección que hago es de números de la antigua revista de tebeos de ficción científica 1984, que se editó en España (Toutain, Barcelona) entre 1978 y 1984, si no recuerdo mal. Aún hoy la revista me sigue pareciendo de un gran mérito; si ya es difícil mantener una revista de tebeos, encima de SF… ¡y además en pleno postfranquismo! 1984 reunió a algunos de los mejores dibujantes y guionistas, como Richard Corben, Horacio Altuna y Carlos Giménez. Por cierto, para terminar la colección de números ordinarios, especiales y anuarios me faltan cinco: 10, 24, 25, 27 y 30. Podría comprarlos a coleccionistas a través de Internet, pero no lo hago porque me gusta más pasearme por las ferias de libros antiguos de las ciudades (y también porque el día que termine la colección me va a dar un poquito de pena). Si alguien se siente inevitablemente compelido a regalarme algo, cualquiera de esos números me hará tela de ilusión (toma ya wishlist puñetera).

2. Siempre llevo las mismas cosas encima, y en los mismos sitios. Vale, es una manía. Si llevo la calderilla en el bolsillo derecho del pantalón en lugar del izquierdo me siento raro. Pero tiene la ventaja de que casi nunca he perdido nada; gafas, celular, cartera, llaves; cosas que veo que la gente olvida o pierde con relativa facilidad.

3. Una vez estuve despierto durante cuatro días y tres noches. Unas 88 horas seguidas sin dormir, excepto por una siesta de un par de horas que me eché el primer día. Se me juntó la entrega de mi proyecto fin de carrera con la despedida de un montón de amigos y con un viaje para el que tenía que preparar todo mi equipaje de diez meses. Conforme pasaba el tiempo estaba más y más sorprendido, porque no me sentía especialmente cansado. No tomé nada para mantenerme despierto, pero no tenía ningún malestar ni me quedaba dormido. Fue una experiencia interesante, aunque no pretendo repetirla a mis años.

4. Aprendí a tocar el oboe porque fue el primer instrumento que me ofrecieron en la escuela de música. Sé un poco de italiano porque mi media en la carrera no era lo suficientemente alta para irme de erasmus al Reino Unido o a Irlanda. Pero soy ingeniero en informática porque era lo que siempre había querido hacer y porque mi nota de selectividad fue muy buena.

5. Cuando termine de escribir esto voy a pasar el aspirador por mi cuarto, voy a coger la Northern Line hasta King's Cross y voy a volver a casa corriendo atravesando el centro.

Casi todos los bitacoreros a los que sigo son más viejos en esto que yo y están ya hartos de memes, así que no se lo paso a nadie.